La
educación en la China clásica
por Antonella Qerzolli
por Antonella Qerzolli
Desde la antigüedad, en la cultura china, el
sistema patriarcal de la educación ha jugado un papel fundamental. La
organización de pueblos y ciudades eran una ampliación a escala del sistema
familiar. Las ideas morales se originan en las relaciones familiares entre
padre e hijo, hermano mayor y hermano menor, esposo y esposa, amigo adulto y
amigo joven. Así, la relación entre gobernante, y gobernado, debía ser, a
través de la bondad, el respeto, la obediencia y la lealtad.
La palabra educación, en chino, está compuesta, a su vez de dos palabras. La primera de ellas se compone de dos raíces, que son piedad filial y cultura. La segunda, significa criar. Podemos establecer entonces, que la palabra educación conjuga desde su raíz etimológica un sentido ético, intelectual e instructivo con la idea más clásica occidental de enseñanza y crianza. Sobre la tarea de enseñar, el Compendio de Etimología China dice:
La palabra educación, en chino, está compuesta, a su vez de dos palabras. La primera de ellas se compone de dos raíces, que son piedad filial y cultura. La segunda, significa criar. Podemos establecer entonces, que la palabra educación conjuga desde su raíz etimológica un sentido ético, intelectual e instructivo con la idea más clásica occidental de enseñanza y crianza. Sobre la tarea de enseñar, el Compendio de Etimología China dice:
“Enseñar es lo que da el superior (maestro), y lo que
imita el inferior (discípulo). Criar es enseñar al hijo a hacer el bien”
Características de las escuelas
Las escuelas funcionaban en cualquier lugar, tanto
en chozas como en templos. Las horas escolares eran muchas y la
educación era muy severa. El alumno debía poseer una veneración por el
maestro. No había ni vacaciones ni recreos. El método de
enseñanza consistía en la imitación exacta, en los ejercicios de
memoria y de repetición. El aprendizaje de la lectoescritura era
también por imitación. Al ser el idioma chino una lengua ideográfica,
se necesita conocer varios miles de caracteres para saber leer y
escribir. Por eso, las escuelas elementales permitían el aprendizaje de
un gran número de caracteres de memoria, para iniciar al joven en la
escritura, mediante la imitación y la realización precisa de los trazos
que componían a los distintos caracteres. Y de la perfección de los
trazos realizados dependía el valor a la hora de calificar los
exámenes. Se debía ser muy atento, prolijo y eficaz, lo que
desarrollaba en el educando una paciencia, exactitud y fuerza de
voluntad tan características en este pueblo hasta el día de hoy.
Por otro lado, la enseñanza de la aritmética y el
cálculo no era tarea de la escuela elemental, sino que se aprendía
ocasionalmente, en la vida cotidiana.
La escuela superior preparaba a los alumnos para sus
funciones públicas a través de la iniciación en la composición de
ensayos. Los alumnos que asistían a la escuela superior aspiraban a
ocupar los cargos que el Imperio reclamaba para funciones
administrativas, siendo la función de Mandarín, la mayor aspiración de
los estudiantes.
Durante los tiempos feudales, las escuelas de
educación superior enseñaba el manejo del arco, la música, la danza y
el canto. En las escuelas de los escribas se enseñaba a los alumnos a
extender las actas oficiales y a describir los acontecimientos de las
ceremonias y los ritos.
La pedagogía de Confucio.
Confucio es la forma occidental del nombre original
K´ong Fou-Tseu, de ahí que su sonoridad haya llevado a llamarlo
“Confucio” por los occidentales.
Confucio pertenecía a una familia muy respetable que data de los tiempos de la dinastía Chang, y nació en 551 a.C en el estado de Lu.
Confucio pertenecía a una familia muy respetable que data de los tiempos de la dinastía Chang, y nació en 551 a.C en el estado de Lu.
De joven se ganaba la vida desempeñando quehaceres
humildes. A los diecisiete años fue jefe de granos y a los dieciocho
encargado de los campos públicos. En su contacto con la vida diaria y
con el sufrimiento del pueblo fue descubriendo las deficiencias
sociales y políticas de China, y su contacto con la nobleza
aristocrática le dejaba ver la inaptitud de esta. Confucio pensaba que
China necesitaba un cambio radical.
Para ese entonces ya estaba casado y tenía un hijo.
Confucio decide, así, abandonar todo cargo público y
dedicarse a enseñar sus doctrinas a unos pocos seguidores. Cuando el
círculo de discípulos hubo de expandirse más Confucio obtuvo el
cargo de “miembro del Consejo de Estado”, cargo que no le abrió la
puerta que él esperaba para que sus doctrinas fuesen escuchadas y
aplicadas en la medida necesaria, por lo que más tarde lo rechazó. Fue
alrededor de sus cincuenta años que decidió salir en búsqueda de un
príncipe joven a quien servir sus enseñanzas, pero esta tarea, que lo
llevó a ir de una corte a otra durante casi trece años, tampoco le
resultó exitosa.
Así, dedicó lo que le restaba de vida viajando y
enseñando a todo aquel que quería recibir sus enseñanzas, desde las
clases más bajas hasta miembros de la nobleza. Murió en 479 a. C.
Fue casi mil años después que sus enseñanzas
trascendieron al punto de ser consideradas imprescindibles por todos
los emperadores y en todas las escuelas de China.
Las enseñanzas de Confucio están expuestas en los cuatro libros
clásicos: El de Gran Ciencia, el del Justo Medio, el Libro de Coloquios o Analectas y el Libro de Mencio, su más reconocido discípulo.
En los tiempos anteriores a Confucio, el sistema feudal estaba
sólidamente establecido en la sociedad. El funcionario político era el
encargado de la educación, que era oficial. Con la caída del
feudalismo, hacia la segunda mitad de la dinastía Chou, la enseñanza
por parte del estado empieza a resquebrajarse. Con la labor de Confucio
comienza, entonces, la enseñanza privada. Confucio recorría los
diversos estados y enseñaba a todos los que estaban interesados en sus
ideas, sin distinción de clases. El número de discípulos crecía con
cada viaje. Uno de los puntos más importantes de la pedagogía
confuciana es el sentido moral de la educación, la formación
de una personalidad ética superior. Confucio consideraba este punto
como el fin de la educación, el cultivar las virtudes y formar al
hombre en la moral, y no la mera formación intelectual.
Otro punto importante de la pedagogía de Confucio es el sentido político
de la educación. Era necesario para lograr un cambio social verdadero
la creación de una clase política “educada” en las virtudes, con un
sentido de perfección moral adecuado para poder lograr una correcta
actuación política. En la pedagogía confuciana política y moral están
íntimamente relacionadas. Como vimos anteriormente, desde la antigüedad
la educación estaba a cargo del Estado, por lo que la tarea docente y
la función política se fundían en una misma persona. Desde este punto
de vista “debe gobernar el mejor educado”
.
Y el mejor educado es el que está mejor educado en las virtudes, aquel
que alcanza un nivel de perfección moral que traslada a todos los
ámbitos de su vida, a todos sus quehaceres públicos, aquel que es recto
en su conducta, que posee la virtud de la piedad filial, de la justicia
y la humanidad, que se instruye en el saber intelectual buscando la
perfección de su ser.
“Si alguien regula su conducta con principios rectos, ¿qué dificultad tendrá para emprender la tarea política? Si no puede rectificar su propia conducta, ¿cómo podrá rectificar la de los demás hombres?”
“Si alguien regula su conducta con principios rectos, ¿qué dificultad tendrá para emprender la tarea política? Si no puede rectificar su propia conducta, ¿cómo podrá rectificar la de los demás hombres?”
La educación, para Confucio culmina en la actuación política, la acción
política es, a su vez, una acción educadora.
Ahora bien, cabe destacar que aunque el fin fundamental de la pedagogía
confuciana es la propia perfección moral, esto no nos debe llevar a un
virtuosismo egoísta. La virtud moral sobrepasa a la propia persona,
llevando al hombre a un sentimiento de altruismo, de abrirse a los
demás. Confucio realizaba sus viajes por diferentes estados y enseñaba
sin distinción de clases, esto demuestra a qué nivel de perfección
moral había llegado. Es el ejemplo máximo de que la educación en las
virtudes está estrechamente vinculada con lo social. En el Libro de Coloquios Confucio nos dice:
“El hombre se perfecciona para pacificar a los demás... El hombre se perfecciona para pacificar a toda la gente”.
“El hombre se perfecciona para pacificar a los demás... El hombre se perfecciona para pacificar a toda la gente”.
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